Imagínate.

Llegas hoy a tu empresa con una idea que te ha venido a la mente. La idea es buenísima y si se lleva a cabo contribuirás a que tu empresa gane pasta.

Y no sólo esto. Va muy alineada con la visión de la organización y los objetivos programados.

Perfecto.

Hasta tu estás flipando de cómo ha venido esta idea a ti.

Perfecto.

Te vienes arriba.

Perfecto.

Decides preparar una presentación de impacto (si no sabes la fórmula, envíame un mail, tengo algo que te puede interesar) y lanzarla a todo tu equipo.

Da igual si eres el jefe o que no. Porque la idea es la hostia.

¿Y sabes qué pasa? 

Te lo digo. 

La presentas. Y tu equipo pasa de ti.

¿Te suena?

Vale. Pues aquí tienes uno de los posibles motivos. La receptividad.

¿Como Bibi? Si, la receptividad. 

No puedes vender una misma idea a personas con diferente receptividad.

Aunque la idea sea buenísima. Aunque vengas flipado. Aunque te brillen los ojos.

Y es que no puedes convencer igual a…

Los trabajadores hostiles. Ya sabes, a los enemigos. Sí, aquellos que te han venido a la cabeza cuando has leído enemigos. Los que están en desacuerdo contigo. Casi siempre. Vale, siempre.

Que a…

Los trabajadores neutrales. Los que entienden tu postura pero necesitan que les des un poco de caña para acabarlos de convencer.

Que a…

Los desinteresados. Ya sabes los que saben siempre de qué va todo pero se les trae al pairo cualquier cosa que tenga que ver con algo. Con algo de la empresa.

Que a…

Los desinformados. Si. Estos que están despistados y les faltan siempre datos para saber si te compran la idea. No lo tienen claro. Nada claro.

Que a…

Los defensores. Estos son tus fans. Los que sabes que te van a apoyar. Si o si.

Que a…

Los mixtos. Aquellos que tienen una mezcla de opiniones, posturas y que no saben muy bien lo que deben decir o hacer. Menudo lío llevan.

No. No les puedes convencer igual.

Aunque llegues con tu idea y toda tu pasión. No te la van a comprar. Aunque sea buenísima.

No lo hagas, en serio. No de una. No sin preparártelo. No sin tener en cuenta la receptividad.

Y es que no hay fórmulas ni recetas mágicas. Pero sí algunos recursos que puedes aplicar para cada uno de ellos y tener el resultado que esperas en tu comunicación.

Y esto lo vemos en el curso tanto de liderazgo como el de persuasión. Si quieres saber más, llámame y te cuento. 

Hoy ya es martes.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Recuerda que todas las formaciones impartidas pueden bonificarse con la FUNDAE. Estamos en enero, llámame antes que los de producción o almacén arrasen con el crédito. En serio, que luego pasa lo que pasa.