Y es que así da gusto.

Da gusto cómo consumidor, que se te mejore un producto o un servicio habido hasta el momento.

Y últimamente va a una velocidad atroz. Y cada vez que veo a los taxistas queriendo boicotear el Mobile World Congress, flipo.

Recuerdo la primera vez que utilicé Uber. Fue hace ya unos cuantos años en San Francisco, EEUU. 

Yo alucinaba. Entraba en la aplicación. Ponía mi recorrido. Podía elegir el vehículo y el taxista que me va a recoger. Y ver en tiempo real donde estaba ubicado y cuanto tardaría hasta llegar a mi punto.

Además, podía saber lo que me iba a costar.

Y podía anticipar también que se dirigiría a mi con mi nombre, preguntándome amablemente como estaba. Y casi seguro ofreciéndome un agua o un halls.

Al acabar el servicio, el pago lo hacía directamente desde la plataforma y evaluaba el servicio.

De ello dependería que otros usuarios le volvieran a contratar cuando yo me bajara del coche.

Y yo, flipaba. Venía de Tarragona. De la reputación de nuestros taxis. Del servicio de nuestros taxis. 

La innovación en este caso que mejora mil la experiencia del cliente me parece brutal.

Revoluciona una actividad y aporta un valor increíble. Es para celebrarlo a lo grande.

O no. Porque en Tarragona seguimos sin Uber. 

Los hay buscando negocio en el Metaverso.

Y los hay generando guerra contra la innovación. Contra la evolución.

Los hay buscando nuevas ideas para mejorar la vida de los clientes.

Y los hay más preocupados por la competencia e intrusismo.

Los hay entrenando la flexibilidad a través de metodologías ágiles.

Y los hay los que son más de queja que de avanzar. 

Y así nos va.

¿Quien les iba a decir a los hoteles que su competencia sería un Airbnb?

¿Quien les iba a decir a las compañías de coches de alquiler que Blablacar cambiaría las reglas del juego?

¿Quien le iba a decir al comercio que Amazon estaría dominando el mundo?

Y podemos llorar o innovar.

Fíjate. El otro día leía un artículo sobre la posibilidad de fundar a nivel mundial una Universidad propia tanto Google como de Amazon. 

Estos monstruos, ¿una universidad propia por todo el mundo? ¿te lo imaginas? 

Universidades, casi mejor que también nos pongamos las pilas también.

Antes de que nos tengamos que lamentar.

Igual, mejor innovar.

Igual, mejor aportar valor.

Igual, mejor adaptarse.

Y quizás la mejor idea sea hacerlo todo ello antes de que sea tarde. 

En serio. Reservar un espacio cada viernes para crear e innovar, sería una buena inversión.

Ah. Que vas a tope… ya.

Ayer era casi viernes. Hoy ya lo es.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Y si necesitas herramientas, llámame. Y te cuento acerca de cómo generar ideas y como aplicar Lean Startup y Design Thinking en tu empresa. Te sorprenderás de lo fácil y divertido que puede ser innovar.