Ayer volví a casa cuando me encontré a alguien que hacía tiempo que no veía. Alguien que siempre me hace ilusión ver. Una alma muy bella.

Estuvimos poniéndonos al día. Sin demasiada profundidad pero tocando algunos temas importantes para ambas.

Es una de estas personas con las que es muy fácil conectar. Su mirada. Su corazón. Su sencillez.

Y al despedirnos me dijo algo que me gustó.

Algo que me gustó y me hizo reflexionar.

Algo que a día de hoy sé que cambiaría la vida de muchas personas.

Bibi, para cualquier cosa que necesites. Llámame.

Vuélvela a leer. Para cualquier cosa que necesites. Llámame.

Y ahora pensarás que no es para tanto.

Y yo creo que si.

Hay muchas personas sufriendo.

Hay muchas personas en lucha.

Hay muchas personas agotadas.

Y sinceramente…

Me resulta difícil pensar que no lo apreciemos. Si supiéramos de muchas cosas miraríamos con otra mirada.

Me resulta difícil pensar que no estemos para ayudarnos. Si supiéramos que algo podemos hacer para aliviar el dolor de alguien, lo haríamos.

Y flipo al ver cómo nos hemos desconectado.

Y son este tipo de preguntas que hacen que los lugares de trabajo dejen de ser puros espacios donde emplear a la gente y pasen a ser un lugar de conexión y apoyo.

Estas y muchas otras. 

Si las utilizásemos tendríamos…

Altos altos niveles de resiliencia.

Más iniciativa en tiempos de necesidad.

Mantendríamos a raya los niveles de estrés.

Sólo el uso de esta frase. Puede cambiar la vida de otra persona. Hoy. 

Piénsalo. Y para un nivel más pro, utilízala.

Y si quieres entrenar a tu gente para que sean un equipazo y construyan una comunidad en torno a las personas y no sólo a las tareas y funciones. Llámame. Tengo algo que te va a gustar.

Hoy ya es martes. ¡Y puede ser un gran martes! 

¡Disfrútalo! 

Bibi

PD. Hoy no hay posdata.