Fíjate qué dice un estudio de Harvard. 

(Ya estamos, pensarás. Y dale con Harvard, Bibi.

Y es que te lo remarco por eso de la credibilidad. Tu cerebro necesita información tangible, concreta y que corrobore la idea que quiere comprar.

Además también entra en juego el sesgo de autoridad. No es lo mismo que te comparta una idea mía a que facilite datos de un estudio y además realizado por una de las mejores escuelas de negocio.

Somos así los humanos. Tu también lo puedes utilizar para seducir con tus ideas, a tu jefe o a tu equipo. Ahí lo dejo.)

Pero vamos al lío…

Y es que hoy esto va de estrés.

Bendito estrés. Maldito estrés.

Siempre hay un clásico que se da en todas las formaciones. Cuando pregunto a los participantes cómo están, en la lista de top ten siempre está quien se siente estresado

Ya. No es de extrañar. Los trastornos de ansiedad afectan a 260 millones de personas en todo el mundo. 

Y la depresión que a menudo está vinculada con la ansiedad afecta a 300 millones de personas en todo el mundo. 

Tela.

Así que hoy quiero compartir contigo una interpretación del estrés que puede marcar una gran diferencia acerca de cómo te afecta. Sólo por si en algún momento tú también te sientes estresado.

Recuerda, lo ha demostrado un estudio de Harvard y esto no es moco de pavo.

Ya sabes que la elección de la interpretación de lo que sientes siempre es y será tu libertad. Y quizás elegir la que te propongo es una de las elecciones más cañeras que puedas tomar hoy. Y quizás una de las más importantes.

Todos sentimos alguna vez estrés. De forma puntual o prolongada. En tu trabajo o en tu casa. Quizás hoy tengas mucho lío en la oficina y además tengas que ultimar algunas compras para preparar la noche más mágica del año y te repites una y otra vez, que estrés o estoy estresado.

(Hago otro paréntesis. Ojito con las veces que te lo repites, porque si al cerebro le estás diciendo todo el día que estás estresado. ¿Cómo crees que vas a acabar el día? Ya te lo digo yo. Estresado.)

Y tienes dos opciones para su interpretación. 

La primera.

Ver el estrés como algo dañino. Interpretarlo negativamente y sentirte dominado por la ansiedad. Esto sin duda alguna afecta a tu salud mental y física. Puede que incluso te veas indefenso ante el estrés. O te sobrepase.

La segunda.

Puedes ver el estrés como un potenciador del desempeño. O como algo que te prepara para un desafío. Y aquí te sientes confiado y con menos ansiedad. Gestionar de esta manera el estrés te lleva a una vida más feliz y más sana.

Pienso que es una buena decisión esta segunda. Si.

De hecho puede que sólo pensar en estrés, tu cuerpo ya sienta el pulso acelerado, tenga una respiración más rápida o incluso la presión sanguínea se vea alterada. Si.

Y de esto va el estudio. Dichos síntomas también pueden responder a un estado de sentirse vivo, feliz, confiado o lleno de valentía. Y esto se da cuando uno aprende a (re)interpretar la respuesta.

Porque la presión (de una fecha límite o un esfuerzo extra) también alimenta al desempeño. Ya que puede tratarse de un resultado positivo de nuestra búsqueda por la calidad y la excelencia.

Eso si, para ello debes sentir…

Una. Confianza ante la capacidad de gestionar el estrés.

Dos. Creer en que el estrés te hace crecer. Evolucionar.

Y es que con el estrés bajo control tanto tú como tu equipo podréis asumir riesgos creativos, aprender nuevas destrezas, resolver problemas difíciles, lidiar con las crisis y asumir nuevos roles. Entre otros.

Esto sí. Hay que saber distinguir presión, estrés y ansiedad y aprender a manejarlas adecuadamente para ponerlo a tu favor.

Y también existen más herramientas. Sí. Y por ello le dedicamos parte del contenido  el curso de gestión emocional en la empresa. Así que si quieres trabajarlo con tu equipo, llámame.

Hoy ya es martes.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Se acerca reyes. Igual sientes algo de estrés porque te falta algún regalo. Aquí lo tienes. No lo puedes envolver, pero lo puedes regalar tantas veces como quieras. Te dejo el enlace para suscribirse al mail. Es gratis. Darse de baja también. Pincha aquí.