A ver, a ver.

Hace unos días te hablé de un temazo. El para qué. Si no estabas o no te leíste el mail, no te preocupes, esto no es una novela.

Te hablé sobre la importancia de alinearse con el para qué para una mejor toma de decisiones, y por lo tanto, mejores resultados.

Hoy te hablo del para qué y cómo utilizarlo para mantener a tu talento.

De márqueting, sabemos todos un rato. Más o menos.

Y sabemos que puedes elegir diferentes estrategias para ser competitivo, liderazgo en costes, diferenciación de producto o segmentación de mercado. Hasta aquí bien.

Yo siempre he sido de las de diferenciación de producto. Me flipan las marcas. Me enamoro de las marcas. Llámame enamoradiza. Bueno y de hecho, esta su intención, ¿no? Que yo me enamore, les siga comprando y no les discuta el precio.

Bien también.

Hablemos hoy de David.

David es consultor. Tiene un buen sueldo y un trabajo que desempeña correctamente. Tú, como líder de David, estás contento con él. Y David está aparentemente contento con la empresa. Que no flipado, contento.

Y David es bueno, y lo han llamado de otra empresa la cual, le ha ofrecido unas mejores condiciones económicas.

David se sienta en tu mesa para decirte que se larga. Ha encontrado otra empresa que le paga más.

Y tu estás pensando qué debes hacer. 

Ya te lo digo yo.

Déjale ir.

Si David decide que se va es porque no está flipado por tu marca y debe irse. Pues una vez le subas el sueldo, tardará sólo unos cuantos meses en acomodarse en él. Y te volverá a pedir, sin duda, otro aumento.

Y siempre habrá otra empresa, que le ofrezca un mejor sueldo, para poder irse.

Tu reto, como una marca que quiere enamorar a sus clientes, es flipar a los trabajadores. Que se enamoren de ti, de tu marca, de tu empresa. 

Que se enamoren de la causa y del para qué. Y a ello, añado los valores.

Porque si están por el salario, siempre habrá otra que les pueda pagar mejor. Como en el márqueting, si tu quieres hacer un liderazgo en costes, siempre habrá otro que lo pueda ofrecer más barato.

Y si están porqué es un puesto de trabajo muy específico, que cuesta encontrar, te la jugarán porque saben que no vas a encontrar otro talento. Y esto, pasa y mucho.

O sea, que nos queda la diferenciación. Si, la diferenciación.

¿El secreto para que esto no te suceda?

Vive la cultura corporativa de tu empresa y haz que tu equipo la viva también. Haz que se enamoren de tu marca, cómo lo quieres de tus clientes. Defínela y utilízala como guía estratégica, sino sabes como hacerlo, llámame.

Diferencíate y ofréceles el valor que otra empresa no lo esté haciendo. Enamórales.

Hacer crecer a tu equipo y hacer que se sienta satisfecho de entregarte su talento es sin duda, tu mejor inversión.

Richard Brandson tiene claro lo que es humanismo radical y yo estoy con él. Me gusta este tipo, llámame enamoradiza otra vez. Y muchas estrategias que implanta, me flipan también.

Y en un tuit que leí decía algo así como forma a la gente lo suficientemente bien para que pueda irse, trátala lo suficientemente bien para que no quiera hacerlo.

Y yo, no puedo estar más de acuerdo. ¡Bienvenido a la (r)evolución!.

Ah! Y si, todas las empresas pueden enamorar. La tuya también.

Ya sabes que hay miércoles muy tontos. Que no sea hoy uno de ellos.

Bibi

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