Fue ya hace muchos años. Yo diría que fue en 2013.

Lo más bueno de todo. Es que cuando digo que asistí a mi peor conferencia es porque la impartía yo.

Una directora de un importante centro de salud, después de haber asistido a una formación mía, me lo propuso.

Por supuesto, ¡la acepté! Me encantaba subirme al escenario y además era sobre el tema que más disfruto. La comunicación.

Llevaba la conferencia muy bien preparada. Sólo había un pequeño inconveniente por aquel entonces. El público eran todo médicos.

Todo médicos.

Todo médicos.

Todavía lo recuerdo. Yo iba acojonada porqué sabía que Dios estaba en lo alto. Pero ellos todavía estaban más por encima. Esta era mi visión. Primero Dios. Después los médicos.

Madredelamorhermoso, cuando se acercaba la fecha sólo podía pensar, Bibi, ¿porqué te metes en estos berenjenales? 

La doctora que me había contratado confiaba más en mi que yo misma.

En mi cabeza sólo había un pensamiento, un jod**** pensamiento. Bibi, son gente muy muy top, ¿crees que podrás estar a nivel Dios o más?.

Tenía mis dudas. Y yo solita me lo decía todo. 

Y por lo tanto, yo solita también lo estropeé todo. Yo con mi pensamiento. Yo con mis miedos. Pero yo.

Sin duda alguna es el peor recuerdo que tengo. Suerte que tengo pocos y este ya hace diez años. Aunque también pienso que mi mente y mi recuerdo me juegan una mala pasada. Porque de allí salieron más proyectos muy guapos.

Bueno es que para mi pasarlo mal es no fluir. Es no disfrutar. Es dudar de mi. Y es que sólo podía pensar en que tenía a más de 100 doctores que me estaban mirando desde lo alto (recuerda, primero Dios, después ellos) y esto nublaba mi visión sobre el valor que yo les podía aportar.

Buf. Qué mal rato. 

Y ahora estarás pensando en porqué te cuento esto. Yo, aquí solita, tirándome piedras sobre mi propio tejado.

Mira.

Quiero compartir contigo un par de cosas que aprendí, y como lo aprendí y muy bien, tengo la confianza para poder compartirlo contigo.

Y es que en las formaciones son dos temas que salen a menudo.

La primera.

Ellos eran doctores. Yo experta en comunicación. Ellos en medicina. Yo en comunicación. Y por muy profesional que ellos fueran en su campo, yo estando en el mio les podía aportar mucho valor. Y es más, era algo en lo que ellos no estaban formados. No. Y que aunque fueran muy top en lo suyo siempre existían otros profesionales que les podían hacer mejores. Siempre.

Aplícalo en tus conversaciones con clientes, jefes, colegas, y demás, para ganar confianza. Y lo mismo compártelo con tu equipo.

La segunda.

Aunque seas un profesional del mil. No se trata de todo el conocimiento que tengas. No. Se trata de conectar con tu audiencia, sea usuario, cliente, paciente, alumno. Desde la humildad. Desde hacer sentir bien al otro. Desde querer aportar valor. Y no alimentar a tu ego. De esto van las relaciones. 

Esta fue una de las razones por las que me contrataron. Aplícalo en tu campo también.

Y hoy te dejo el enlace de un taller de Comunicación y Persuasión por si quieres echarle un vistazo. Te va a gustar. Cualquier consulta, llámame.

Ya casi es viernes.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Hoy no hay posdata.