Hoy te voy a dar una herramienta que al igual te sirve para mejorar tu desarrollo profesional.

Y digo al igual porqué te servirá si la utilizas. Si tan sólo lees el mail y te haces el despistado pasando a la siguiente tarea del día, no creo que te sirva.

Milagros a Lourdes. O tampoco. O también. No lo sé.

Fíjate.

Siempre parto de la base que tu quieres mejorar en tu terreno profesional. Y personal también. Pero hablamos del trabajo.

Siempre parto de la base que quieres poner todo tu talento a tu servicio. También al de tu equipo. Y al de tu empresa.

Siempre parto de la base que tienes un sentido, una intención potente en tu trabajo, y por ello andas esforzándote cada día.

Aunque sea para comprarle el pienso a tu gato. Lo que sea.

Pero ya parto de estas bases. 

Y si es así. Uno de los mejores regalos que te puedes hacer es seguir creciendo y desarrollándote.

Seguir teniendo tus metas.

Seguir mejorando tus habilidades.

Seguir potenciando tu marca personal.

Seguir aportando valor a tu equipo y a tu empresa.

O venirte arriba porque te gustaría cambiar de puesto de trabajo. (Activando sonido de grillos).

Y a veces no tenemos herramientas. O nos vemos estancados. O tu jefe no invierte formación para tu desarrollo personal. O no decides invertir tu en ello.

No passa res. Quiero decir, no pasa nada. Si has tomado esta decisión tú y te has comprometido con ella. Quiero darte un recurso que al igual te ayuda.

Así que allá voy. Te aviso. Hoy estoy con el sombrero de coach total.

Me da igual si eres trabajador o líder. Sirve para todos. Cada uno con sus movidas. Pero siempre de crecimiento.

Piensa en tres referentes que tengas en una área que desearías mejorar. Si piensas en liderazgo. En liderazgo. Si piensas en comunicación. En comunicación. Si piensas en innovación. En innovación. Si piensas en calma para no tener ganas de matar a nadie, vale también. En calma.

Puedes combinarlas también. Tu a lo tuyo.

Ahora, identifica qué tres virtudes tiene cada uno de estos referentes. Tres. Ni una ni dos. Tres. Apúntalas. ¿Que todavía no has pensado en los referentes? Párate y piénsalos.

Identifica las tres virtudes. Si también. ¿Tienes papel? Apúntalas. Apunta a los referentes y apunta sus virtudes.

Y ahora habla seriamente contigo durante unos minutos y puntúate del cero al diez, que valoración te pones en cada una de estas virtudes. 

Cero, si te consideras un patán con ellas. Diez, si estás en el nivel más pro.

Perfecto hasta aquí.

Ahora súbete las mangas. En serio, súbetelas. Porque ha llegado el momento de cúrrarselo. Súbetelas y elige una virtud que quieras desarrollar en ti.

Una.

Una.

Y decide qué acciones vas a hacer para entrenarla, con quien te vas a apoyar, qué recursos vas a necesitar y cuando y como vas a evaluar si has conseguido los resultados.

Fin de la película. Fin del mail.

Cuando tengas desarrollada esta. Recuperas el mail de nuevo y te pones con la siguiente. ¿Quizás una al mes? Imagínate tu yo en un año.

Wow. Eso si. Hay que entrenar.

Ah. Y si quieres un nivel pro, llévalo a tu equipo, o a tu pareja. Madre mía, espero que no la líes mucho.

Ya casi es viernes.

¡Disfrútalo!

PD. Hoy no hay posdata. Hoy hay tiempo para tu ejercicio. Dale.