Te lo cuento. Aunque tu ya lo sabes, pero igualmente te lo cuento.
Muchas relaciones rompen. ¿Sabes porqué? Porqué es más fácil mirar hacia fuera que hacia dentro.
Mira.
Ayer me contaba Jordi, un buen amigo, una cena que tuvo la semana pasada con unos clientes. Nos reíamos por la diferencia culturales, pero esto ya lo hablaremos en otro mail.
Me hacía gracia como me contaba Jordi que se había preparado para la cena. Y su propia reflexión que ni para su mujer se arreglaba así. Salvo en ocasiones muy especiales.
Me contaba con todo detalle como se había maqueado, afeitado y se había puesto curioso para los clientes. Me lo imagino enfundado un traje italiano con sus bambas más chic. Todo para unos clientes que ni tan sólo conocía. Órdenes del capo.
Era una ocasión especial, como todas para los que vienen de fuera.
Jordi tenía que mantener las relaciones para cerrar el acuerdo de contrato del año que viene. Un muy buen acuerdo, el mejor de la historia. Y por eso los llevó a un buen restaurante en Barcelona, un muy buen restaurante.
Acabaron muy tarde aunque el resto ya no viene al caso.
Se le veía entusiasmado, me contaba que se sentía el rey del mambo, espléndido, agradable, simpático, encantador, cuidando el detalle y buscando la conexión.
Para Jordi era muy importante esta cita con los clientes. Y por ello estaba dando lo mejor de él a quien estaba fuera. Esto siempre.
Ahora volvamos a la empresa.
Ya ves que siempre vuelvo a la empresa. Y es que esto va de empresa.
Jordi no es el mismo cuando tiene que mirar a dentro.
Al igual que una relación de pareja. Para un cerebro primitivo es muy común descuidar lo que se tiene dentro y ser adorable para los de fuera.
Nuestro cerebro no ha evolucionado demasiado, sigue siendo muy primitivo -si no paramos consciencia de ello- y en lo conocido no ve peligro ni amenaza, confía en el status quo y en lo desconocido busca el agradar, por eso de la supervivencia.
Y esto lo hacemos a diario de forma inconsciente. Algo primitivo. Si.
Y los hay unos más que otros. Si, también.
¿Y sabes qué pasa si no cambiamos esta tendencia que nos sale natural y se deja de cuidar lo de dentro?
Verás.
Al igual que en una relación de pareja, llega un momento en el que el otro se cansa y se va. Y no me extraña.
Recupero la frase clave de la historia. Descuidamos lo que tenemos dentro y de cara a fuera somos adorables.
Si no cuidamos lo de dentro, llega un momento que el trabajador también te va a ver con cierta indiferencia, o puede que elija la segunda opción, la de largarse a buscar a otro más guapo, más simpático, y que le cuide.
Y es que sólo hoy puedes elegir cuidar lo que tienes y que te aporta valor, hoy puedes decidir elegir crecer junto a los tuyos y darles lo mejor de ti. Hoy puedes valorar la grandeza de los tuyos y todo lo que tienes.
Porqué mañana puede ser tarde.
Y es que esto va de voluntad, de entreno, y de decidir no ir con el cerebro primitivo por delante. Que es lo más fácil.
Céntrate en lo que tienes dentro, antes de que tengas que lamentarte por la fuga del otro.
Y si, ya te he dicho que hoy te iba a retar. Saluda y estate tan simpático con los tuyos, con tu equipo, como lo estarías con un cliente que te va a facturar el triple de lo que facturas habitualmente.
En serio, hazlo. Míralo igual. Ponte espléndido y sal a seducir. A los tuyos. A lo loco.
Si sólo flirteas con los de fuera y no lo haces con los de dentro, se van a cansar. Y con razón.
A nadie le gusta sentirse ninguneado. A nadie.
Y ya sabes, que esto va de negocios y de relaciones. Y que no existe el uno sin el otro. Negocios y relaciones.
Sólo un dato hoy. ¿Sabías que tres de cada cuatro empleados que dejan el trabajo lo hacen por temas relacionados con su jefe? Da qué pensar.
Ya es lunes. Supongo que tenías ganas.
Feliz semana.
Bibi
PD. Si quieres cambiar la historia de tus relaciones y no tener fugas. Llámame. Te contaré como hacerlo.
