Las gradas llenas. Allí estamos cada sábado. Da igual el tiempo que haga. Sábado sí, sábado también. Animamos al equipo. Nosotros, los padres. Ellas, las jugadoras.

Ellas siempre salen animadas al campo. Siempre.

Y según el sábado, se van animadas o desanimadas de la hostia. Quizás les hayan marcado ocho goles. O igual haya sido al revés. Quizás se hayan peleado algo entre ellas. O quizás aquél día haya ido todo genial. Quizás no haya sido el sábado esperado. A saber.
Yo, en las gradas. Miro a mi hija. También a las otras chicas, sí. Pero le pongo especial cariño a la mía. Sí.

Y atento a lo que le pasa a mi hija. Cuando ataca en campo contrario a la gradería juega bien. Bastante bien. La tipa tiene estilo. Hace asistencias. Pide el balón. Marca algún que otro gol. Y lo hace con estilo. Es su primer año. 

Ahora bien. Atento cuando ataca en nuestro campo. Donde estamos el público sentado, me refiero. Entonces, no toca el balón.

Madre mía. Parece ella una espectadora más. Sólo le falta el cubo de palomitas. Esto sería un poco raro en el campo de juego. Pero en serio sólo le falta esto.

Ella mira el balón e incluso puede que lo esquive. Parece despistada. Sólo lo parece. Y es que ella está atenta.

¿Y sabes porqué le pasa esto?

No tiene miedo a brillar. No. Si pudiese escoger. Si creyese que está en su manos brillaría. Y le daría al balón. Haría unos pases increíbles. Y sin duda, marcaría goles. Quizás muchos goles. Quizás.

Pero todo esto no pasa. No. Porqué tiene miedo a fallar. Tiene miedo a no hacerlo bien. Tiene miedo a no ser buena. Tiene miedo a no poner el maldito balón dentro de la maldita portería. Tiene miedo.

Y hay algo que sí está claro. Si no toca el balón seguro que no marca goles. Seguro. No fallará. Pero tampoco brillará.

Y esto pasa. En el campo. Sí. 

Y en la empresa. También.

Lo veo a diario.

Se quedan ideas sin desarrollar porque no hay confianza en ellas o en uno mismo.

Se quedan opiniones sin compartir porque no se confían en ellas o en uno mismo.

Se quedan proyectos sin despegar por esta falta de seguridad.

En reuniones. En despachos. En equipos. Y en la mesa del jefe.

Y nos empeñamos en poner el foco en el efecto. Los resultados. E intentamos cambiar los mismos. Mejorarlos.

Quizás debamos poner el foco en la causa. Cuál es el motivo de que no se esté aportando un valor. Un valor extraordinario me refiero.

Marcar goles de chilena o un penalti a lo Panenka. A esto me refiero.

Y es que quizás el secreto para desarrollar todo el talento y la grandeza sea la motivación. Y tener confianza en uno mismo.  

Confianza.

Confianza. 

Y mientras disfrutamos del proceso. Implicarse a fondo. Esto siempre.

Así que para este año y todos los días que nos quedan por delante, te deseo a ti y a tu empresa todo lo mejor, faltaría. Y también deseo confianza a destajo.

Y si no sabes cómo entrenarlo, llámame. Lo vemos en todas las formaciones. En la de Creatividad e Innovación, también.

Hoy es lunes. El primer lunes del año. 

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Ahora si. Ya es 2023. Cuando quieras hablamos de la planificación de formaciones para tu equipo. O para tu jefe. No te preocupes, hay para todos.