Tu vida es el resultado de las decisiones que tomas.

Hasta aquí, bien.

Aunque vaya con las decisiones que tomamos. Muchas de ellas van por libre si no las controlamos.

Es por ello que me flipa conocer y profundizar en porqué pensamos de una manera u otra, porque tomamos unas u otras decisiones, porqué hacemos unas u otras acciones. Al final, con todo ello estamos creando nuestra realidad.

Co-creamos. Porque no vamos solos. Vamos con todos aquellos con los que nos relacionamos y ellos también influyen, aunque no nos demos cuenta, en nuestras decisiones.

Y hoy quiero compartir contigo porqué tu o tu equipo no tomáis algunas decisiones que sabes que os harían bien. Muy bien.

Muy muy bien. A la larga. 

¿Cómo cuales? Cualquiera.

El porqué no dejas un trabajo (o una pareja) que sabes que no te hace bien.

El porqué no dejas de tener hábitos que destruyen tu salud (hablo de alimentos, hablo de tóxicos y hablo también de pensamientos).

El porqué tu equipo no realiza acciones que sabe que a la larga van a ser favorables (como invertir tiempo por ejemplo en nuevos conocimientos o en la innovación).

Te lo cuento.

Todas las decisiones y acciones que tomas a diario están enfocadas en evitar el dolor o a acercarte al placer. Todas. Y somos así de básicos. Aunque nos guste complicarlo todo.

Todas las decisiones y acciones que tomas a diario además de estar enfocadas en evitar el dolor y acercarte al placer, también están centradas en el aquí y el ahora. Todas. Porque la parte del cerebro que toma decisiones de forma automática no sabe ver más allá.

Es decir, tu cerebro procesa aquí y ahora qué te hace sentir bien y qué te hace sufrir, y según ello actuarás. Fácil.

Veamos un ejemplo.

Imagínate que estás a dieta. Y vas paseando tranquilamente por la calle y ves una panadería con alimentos muy ricos en el escaparate. Todos. Los hay dulces, ese croissant de crema con caramelo irresistible. También los hay salados, quizás estés viendo la mejor empanadilla de atún jamás horneada. También los hay que son más light y que piensas que te van a favorecer versus a los más copiosos, pero que literalmente son los que te comerías de un sólo bocado. Aquí y ahora.

Tienes claro que no quieres entrar y tu cerebro te recuerda (si llega a tiempo) que estás a dieta. Pero todos los alimentos parecen haberse puesto de acuerdo y estar mirándote y a la vez gritándote.. ¡cómeme, por favor! 

Tu cerebro en este momento, ¿cómo está? Ya te lo he dicho, centrado en el aquí y el ahora y a la vez queriendo acercarse al placer (se ve pegándole el bocado y disfrutando del placer) y a la vez está huyendo del dolor (la de quedarse con esa sensación de vacío) y entonces qué hace…

Qué hace…

Qué hace…

Lo que hace es entrar y pedir ese croissant, o tres o cuatro. Tu cerebro ya ha tomado por ti la decisión de zampárselo todo. Se acerca al placer y evita el dolor.

Y luego, si eso, ya entra la parte más racional del cerebro, que lo analiza, se arrepiente de habérselo comido, y se justifica diciendo que ya empezarás de nuevo la dieta el siguiente lunes. No pasa nada. O si.

Quizás si que pasa. Porqué muchísimas de nuestras decisiones están influenciadas por este sesgo, el sesgo de la inmediatez.

No dejo un trabajo (o una pareja) porque sé que hoy voy a sufrir, y me alejo de este dolor aquí y ahora.

No suelto malos hábitos como el de fumarme un cigarro porque me acerco al placer aquí y ahora y no contemplo los efectos a largo plazo.

En mi departamento no invierto en innovación, porqué aquí y ahora tengo otras fuegos que apagar.

Todo lo otro, es a la larga, y tu cerebro no lo ve porque está centrado en el presente. El tuyo, el mío y el de quienes te rodean.

Así nos va.  

Y digo yo.

Si sabemos cómo funciona la mente tenemos el control de nuestras vidas. Wow.

Si sabemos cómo funciona la mente tenemos el poder de la influencia sobre los demás. Wow.

Y sin embargo, no dedicamos tiempo para ello. ¿Porqué? Porque tu cerebro ya ha decidido por ti, influenciado por el sesgo de la inmediatez y unos sesgos cuantos más.

Así que el consejo del día que nadie me ha pedido pero que te interesa saber es que te ilusiones con los beneficios a largo plazo, que te visualices habiendo conseguido lo que quieres, que venzas el peligro que intenta evadir tu cerebro en el momento presente para garantizar la supervivencia, y tomes la mejor de las decisiones desde la consciencia.

Y si tienes a tu cargo un equipo, ya sabes. Lo mismo.

Alguna vez te habrán preguntado que superpoder te gustaría tener. Siempre saltan el del ser invisible, parar el tiempo o conocer lo que piensan los demás. ¿Cómo? ¡Si no sabemos ni cómo pensamos nosotros!

Así que si quieres entrenar y conocer más sobre este último superpoder, sabes que tengo a tu disposición un curso de sesgos, donde vemos cómo funciona la mente. No, de mindfulness no, pero de sesgos si. Así que si quieres saber más, envíame un mail y te cuento.

Esto si no piensas que a ti no te pasa, ya. Lo sé. Nos pasa a todos. Es otro sesgo.

Feliz lunes. Ah, no. Que es miércoles. Vaya pedazo de semana corta.

Celébralo, porque esto siempre mola.

Bibi

PD. Acuérdate que mañana nos podemos ver en Reus. Te dejo el enlace. Haremos turno de preguntas y respuestas para aprovecharnos todos de la inteligencia colectiva. Menudo lujazo. Ya tengo ganas.