Vamos a ver. Que aquí hay un tema que se nos está yendo de las manos y a nadie parece importarle. O no lo suficiente.

Imagínate que estás en un quirófano.

Y sí. Te están operando de algo muuuuy delicado. 

Estás allí. Tumbado. Tú estás anestesiado. Las luces quirúrgicas te están enfocando. Y a tu alrededor todo el equipo médico está atento a la operación y pendiente de ti.

También el doctor que te está operando. Él, el que más. Está con sus utensilios en mano. Ya sabes, el bisturí y otro material quirúrgico.

Está concentrado. Muy concentrado. De hecho, no esperas que no centre la atención en nada más que no seas tú. En tu operación. Y en cada una de sus delicadas maniobras.

Lo imaginas, ¿verdad?

Es un momento de máxima concentración. Silencio absoluto.

En todo caso, las señales de la maquinaria que indican que sigues respirando. Que sigues vivo. Y esto está genial.

¿Y a que lo ves claro? ¿A que no interrumpirías este momento por nada?

Exacto.

No imaginas que alguien entre al quirófano hablando por teléfono y rompiendo ese silencio de trabajo.

Tampoco imaginas que se interrumpe al doctor para hablar de alguna tarea que no tenga que ver con esta operación.

Ni que alguien del equipo tenga el móvil en el quirófano y no cesen de sonar esas inquietantes señales de los whatsapps.

O que entre un compañero del doctor preguntándole si sale a tomar el café. No.

Ahora deja el quirófano y vuelve a tu puesto de trabajo.

Observa el número de interrupciones que sufres a diario. 

Y quizás sólo por no ser un doctor en medio de una operación lo has normalizado.

Y no te das cuenta del precio que estás pagando por ello.

Voy a darte algunas cifras.

Perdemos casi el tercio de la jornada en distracciones.

Los que trabajamos con ordenador podemos consultar el correo electrónico u otros programas unas 37 veces cada hora.

Cada vez que cambiamos de una tarea a otra tardamos entre el 25% y el 100% del tiempo en recuperar nuestra atención.

Y así nos va. Dime que te falta tiempo. Claro. Mátame camión.

Menos mal que hay técnicas. Y quizás aprenderlas puede ser una inversión para ti y tu equipo. Sólo quizás. 

Brindemos por un mundo con más foco, mejores resultados y menos tiempo perdido. Amén.

Hoy es miércoles. Y hay miércoles muy extraños.

Sea como sea. ¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Si quieres que veamos algunas técnicas de foco con tu equipo, no te cortes. Llámame.

PD2. La mentalidad de mono los budistas lo llaman así porque una mente distraída es como un mono que va de rama en rama sin quedarse quieto en ninguna de ellas. 

PD3. Reenvía este correo a quien quieras que se una a la (r)evolución. Vivir es compartir.