Si existe algo que hacemos durante todo el día a parte de respirar, es tomar decisiones. De hecho, hoy ya has tomado unas cuantas.

Hay muchas decisiones que tomas al tuntún. Muchísimas. La mayoría. Desde el inconsciente.

Hay algunas otras. No tantas. Que las tomas más conscientemente. Con alevosía y prevaricación. Estas ya están algo más meditadas. Si. 

Hay decisiones que tomas en caliente y no siempre son las más acertadas. De hecho acostumbran a ser malas de coj****.

Puedes hacer incluso un minuto de silencio por todas estas malas decisiones que has tomado a lo largo de tu vida.

¿Ya has hecho un minuto de silencio por todas las malas decisiones? No te creo. Hazlo.

Sigo dudando que lo hayas hecho. Pero no tenemos todo el día. Así que sigamos.

También tomas buenas decisiones. Si. ¡Como la de estar leyendo este mail! 

Y hay decisiones que aplazas. Prefieres ponerte a hacer cualquier cosa antes que pensar. Dan pereza. Tu cerebro busca el ahorro de energía y también en estos momentos.

Pero lo cierto es que no paras de tomar decisiones. Ya sean buenas. Malas. Nefastas. Lentas. Rápidas. Conscientes. Inconscientes. Programadas. Intuitivas. Bajo certidumbre. Bajo riesgo.

Y según las decisiones que vas tomando vives una experiencia de vida u otra. Es decir, a partir de ellas vas creando tu realidad.

Pues bien.

Hoy quiero compartir algo contigo para facilitarte muchas de las decisiones.

Al igual no te gusta lo que te voy a decir. O al igual te flipa y te pones manos a la obra.

Es algo sencillo. A la vez que complejo: decide hoy tus estándares y déjate claros tus límites.

Ten una conversación seria contigo mismo y desde ya ten claro con lo que no quieres conformarte en tu vida. En tu trabajo.

La idea es tomar la decisión antes de tener que tomar una decisión.

Vuélvelo a leer. La idea es tomar la decisión antes de tener que tomar una decisión.

Imagínate que estás pensando en un cambio de trabajo.

Decide ya tus límites. Decide ya por debajo de que sueldo no quieres trabajar. Por ejemplo. Y camina con confianza con esta decisión. Si ya la has tomado, te ahorrarás otras que vayan a aparecer durante el proceso.

Lo mismo con decisiones familiares. De trabajo. De relaciones. De salud. Vitales. Es válido por todo.

Establece tus estándares. Tus valores de referencia. Porque con ello vas a hacer cosas que te van a obligar a tomar mejores decisiones.

Es algo así como preguntarte con qué no quieres conformarte. Qué no quieres en tu vida y establecer allí un cortafuegos desde ya.

Sé lo exigente que quieras. De ello va a depender la calidad de tu vida. Feel free.

Si eso, entrénalo y en unos días me cuentas. Un besazo.

Hoy ya es lunes y tu cuerpo lo sabe.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Vivir es compartir. Así que reenvía este correo a quien sientas que le va a gustar estar en la (r)evolución! Un abrazo fuerte.