El otro día estaba teniendo una interesante conversación con un colega. 

Acerca la IA. Ya sabes. Inteligencia Artificial.

Me dijo que qué fácil lo tendríamos a partir de ahora cuando tuviésemos que crear contenidos para las formaciones. Contenidos para las redes. Escribir los mails. Escribir los artículos. O escribir un libro.

Al fin, el usuario debe tener un conocimiento muy profundo para determinar si un texto se ha escrito a través de IA o no. Y esto nos iba a facilitar mucho el trabajo.

Puede. Y también puede que no.

Siempre he sido muy early adopter con toda la tecnología y las nuevas herramientas que se desarrollan. Lo confieso.

Y acerca la IA sé del cierto dos cosas.

Una. Habrá que ver qué aporta y como la podemos aprovechar y colaborar con ella.

Dos. Siempre habrá que aportar en nuestro trabajo un valor adicional donde la IA no llegue. Porque si ésta nos puede sustituir, desde luego, merecemos ser sustituidos. Negar la IA es ir en contra de la evolución. 

En tu caso también. Y en tu equipo. Y en tu empresa. Te guste o no.


Bueno, sigo, no te lo pierdas.

Después de la conversación me di de alta un perfil en Open AI. Ya sabes, detrás de ella están Elon Musk y Microsoft, entre unos cuantos.

Madredelamorhermoso.

Estaba en su chat y le podía pedir que me dijera eslóganes para una floristería, que me redactara un tuit con un tono positivo acerca un tema en concreto o que escribiera un texto acerca un tema y con un número determinado de palabras.

Qué más.

Pedirle resúmenes de artículos de investigación, listas de herramientas, consejos para hacer una compra u otra, hablarle sobre temas de estrategia empresarial o darme ideas combinando dos productos (una técnica muy utilizada en la generación de ideas, la hibridación).

Pero espera. Qué no lo has leído todo.

Atento. Atento. De verdad.

Le podías decir que te lo redactase incluso con acento de Tejas. O andaluz.

¿Te imaginas?

Quillo. No, tienes que pronunciar la elle con acento andaluz. Quillo, aquí lo tiene(h)…


Así que a saber lo que podrá interferir en un par o cinco de años en nuestros puestos de trabajo.

¿Cómo te quedas?

Piénsalo.



(Piénsalo de verdad).



Aunque es importante que tengas algo en cuenta.

Somos seres emocionales, creativos e intuitivos, y a esto la IA no puede llegar.

La IA crea sobre lo que está creado. No sobre lo que no. Y lo que no está creado sólo lo va a poder hacer el ser humano. Amén.

La IA no es capaz de pensar por ella misma, sino que reordena todo lo inventado. ¿Si?


Por lo que hay un espacio donde sólo tu cerebro y el de tu equipo (de momento) puede llegar. No la IA.

Y es aquí donde tienes que ser fuerte. Es aquí donde tienes que diferenciarte. Es aquí donde tienes que aportar valor.

En la emoción. En la creación. En la disrupción. En la intuición.


Para ello…

Cuida tu cerebro y a tus emociones.

Haz uso de tu intuición.

Y sigue creando.


Todo ello, ni la Inteligencia Artificial ni el Inteligencio Artificial lo va a poder hacer. No me jodas.


Sigue aprendiendo.

Sigue cuidándote.

Sigue (r)evolucionando.

Hoy es miércoles. Y hay miércoles muy extraños.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Si, hoy es el momento de decirle a tu jefe que siga invirtiendo en tu cerebro. También en tus emociones. En tu capacidad de generar ideas, de crear, de innovar. Dile que me llame hoy. Quizás dentro de un año sea demasiado tarde. Y luego lloraremos todos.