Ponte en situación.

Bronx. Un día cualquiera. Callejones oscuros. Algunas zonas más concurridas que otras. Los grafitis en las paredes reflejan la cultura. Reflejan el día a día.

Sirenas de coches de policía confirman la presencia de la autoridad. Movimiento. Energía.

Las diferentes bandas urbanas muestran la diversidad. Cada una de ellas con los distintivos que las hace únicas. Sus territorios marcados con sus símbolos. Se respira sentimiento de pertenencia.

En algunos lugares hay tensión en el ambiente. No más de lo habitual. Murmullo de conversaciones animadas. Algunos círculos con actitudes desafiantes.

Un lugar lleno de historia. De diversidad. De energía. De conflictos. Y de estereotipos. También.

Ahora.

Vuélvete a poner en situación. La misma situación. Me sirve la descripción de antes. Tan sólo vamos a cambiar un pequeño detalle. No es el Bronx. Es una empresa.

Una empresa donde también hay conflictos entre bandas. Puede que sea la tuya.

Un lugar donde cada banda mira por defender a los suyos. Un lugar donde muchas situaciones se convierten en conflicto. Un lugar donde cada uno mira por sus intereses sin escuchar al otro.

Un lugar donde entrenar la persuasión puede que sea el medio para sobrevivir.

O persuades o peleas. Tú decides.

Pues bien. Quiero explicarte un pequeño secreto para la persuasión. Quizás algo obvio. Pero brilla por su ausencia. En el trabajo. En la vida.

Y no importa el cargo que ocupes. No importa la banda en la que te encuentres. Quien tiene influencia sobre los demás cuenta con un punto a favor. O dos. 

Supongo que hasta aquí bien.

Vale.

Pues te voy a contar un secreto.

Son tres pasos que puedes utilizar si quieres una mayor influencia. 

Si quieres conseguir que el otro no esté a la defensiva, ni en un estado de alerta, ni embroncándose. Y además recapacite acerca de sus intenciones.

Son tres pasos. Sólo tres.

Lee atento.

El primero.

Ante una conversación en la que quieras convencer al otro mantén una actitud humilde y curiosa. No juegues al no por deporte nacional. Tampoco pidas un cambio de actitud ni juzgues al otro. 

El otro debe percibir que quieres entenderle. Que bienes en son de paz y que no quieres hacerle cambiar de opinión ni imponer tu postura.

El segundo.

No des tu opinión. Sigue con una actitud humilde y de escucha.

Escucha. 

Escucha.

Pide al otro que haga una lista de pros y de contras de la situación. Y sigue escuchando.

El tercero.

Haz preguntas y sigue practicando la escucha.

Escucha.

Escucha.

Preguntas de verdad que ayuden al otro a plantearse su postura, a cuestionarse sus creencias e incluso cambiar de opinión.

Estas preguntas es importante que no sean en formato manipulación. Si el otro percibe que quieres influirle puede desconectarse.

A nadie le gusta sentir que toman la decisión por él o perder el control de la situación. A nadie.

Y es que la magia se produce cuando no intentas convencer ni dar ningún consejo.

La magia se produce cuando sabes hacer las preguntas adecuadas.

La magia se produce cuando practicas el arte de la escucha.

Y es que la escucha además de facilitar la reflexión es una muestra de respeto y amor hacia el otro. Ui, ¿he dicho amor? Sí, amor.

Amor hacia el otro. Amor hacia la empresa. Amor hacia el colectivo. Amor hacia el propósito. Amor hacia el trabajo.

Amor y un interés sincero para que las cosas funcionen mejor. Para todos. No tan sólo para tu banda.

Curso de Comunicación y Persuasión (la mezcla perfecta entre el arte y la ciencia)

Bibi

PD. Si quieres entrenar el arte de la persuasión y conocer algunas de las mejores técnicas. Llámame.

PD2. El curso, arriba.