Ayer recibí una petición. De hecho es una segunda edición. Misma organización, diferentes participantes. Una propuesta de una formación en gestión del cambio.

Y cada vez que escucho curso de gestión del cambio me viene a la cabeza una imagen algo así como de reanimación de un paciente con carácter urgente. A un tipo que lo tenemos en la UCI.

Lo mismo me pasa cuando me piden gestión de conflictos, pero este es otro tema.

Y pienso…

Gestión del cambio

Gestión del cambio

Gestión del cambio

Quizás nos ha faltado un manual que deberíamos llevar bajo el brazo desde el primer día que nacemos: Instrucciones para seguir el curso de la naturaleza. Vol.I Mantenerse vivo y creativo.

Si es que sólo se trata de ser lo que somos. Naturaleza. Cambio. Evolución. 

Si no fuésemos cambio hoy no tendríamos este aspecto. Ni tú. Ni yo.

Y madre mía como cuesta el cambio en la empresa. Y es una frustración generalizada. Hasta tal punto que ejércitos de consultores preparados para ello hacemos cursos para la gestión del cambio.

Y esto sucede porque seguimos manteniendo sistemas herméticos, cerrados, inanimados e invariables (empresas repletas de jerarquías, burocracias, falta de propósito, sin espacio para la creatividad). En fin, cuales máquinas.

Quizás la solución sea la prevención. Es decir promover el cambio, la iniciativa y el mantenerse vivos desde dentro. 

Porque es más, cuando el cambio viene del exterior, con más facilidad lo rechazamos y con más resistencia si cabe.

Queremos controlar el futuro y esto no es posible. Queremos predecir el cambio y tampoco es posible.

Deseamos mantenernos en lo que funciona, en lo que es predecible, los límites organizacionales rígidos, el control, en la aversión al riesgo, en la intención estratégica, en los datos, en los análisis, ¿sigo?

Y cuando no suceden las cosas como estaban previstas no sabemos que hacer. Y sufrimos. Y nos asustamos. Y necesitamos la reanimación con carácter urgente.

Nos vemos inmersos en el cambio, intentamos controlar el mismo, pensando que esto nos llevará de nuevo a una situación donde permaneceremos bien.

Hasta el siguiente tsunami.

Y entre toda la movida… ¡ponme otro curso de gestión del cambio! Oído cocina.

Y así vamos como pollos sin cabeza gestionando el cambio. Viéndolas caer por todos los lados y acogiéndonos a dramas que nos invitan o a gestionar el drama o a morir. Joder, que tensión.

Voy a respirar profundamente.

Respira tu también.

¿Y qué tal un cambio de perspectiva?

Abrazar el cambio como algo natural. Abrirnos a las sorpresas de la vida en lugar de quererlas organizar y controlar.

Es que ¿acaso te imaginas una palmera diciéndole a la otra, que pare el viento que ahora no le va bien un huracán?

¿O unas truchas que planifiquen y ordenen el cambio a otras truchas cuando la temperatura del río no es la que esperan?

No. Así no funciona la naturaleza. Ella es ágil y requiere (r)evolución de manera creativa.

Y una organización que responde al día a día con actitud y creatividad es una organización con vida. Extraordinaria. Desarrollada. Asombrosa.

Necesitamos que en las organizaciones ya no se hable de gestión del cambio.

Necesitamos organizaciones que se adapten sin dolor ni esfuerzo.

Organizaciones llenas de más vida y menos máquinas (y me refiero a las personas).

Donde aprendamos a ser el cambio. Vuélvelo a leer. A ser el cambio.

Y esto se trabaja desde la cultura. Si. Y también teniendo muy claro el propósito del que te hablaba ayer.

Hoy ya es martes.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Tampoco he visto nunca a ningún árbol no sacar piñas porqué le de pereza. Y en la empresa si, esto también pasa. Madredelamorhermoso. Los humanos, como la hemos liado…