Se sabe que Steve Jobs solía caminar, dar paseos en sus horas de trabajo, por un lado para fomentar la creatividad y por el otro para impulsar conversaciones interesantes con su gente.

Y no es el único, porque Aristóteles ya lo hacía como método de enseñanza y reflexión hace más de dos mil años. Aunque no fuera por Silicon Valley.

Y hoy no te quiero hablar de creatividad. Pero si de liderazgo. Y si de persuasión.

Parte de la obra de Aristóteles nos habla de la persuasión. Y es en el ensayo Retórica que el filósofo griego nos da tres claves de seducción igual de válidas hoy.

Y si, para tu tranquilidad ya se ha demostrado que funcionan, si. Madre mía, cuantas certezas necesitamos. A Aristóteles le valía su experiencia.

Sigamos. 

La persuasión es en pocas palabras conseguir que tu equipo se sume a tu plan. Y Aristóteles de eso, sabía un rato. 

De hecho su ensayo ha sido la base de los mejores discursos de la historia.

Y por esto quiero compartir contigo las tres partes a tener en cuenta para hacer, de un discurso cualquiera, un mensaje persuasivo. Ya sabes, seductor.

¿Quieres saberlas? Te las diré.

Puedes aplicarlas con tu equipo.

Puedes aplicarlas con tu gente.

Aquí te van. 

La primera. Ethos. Credibilidad. ¿Porqué tu equipo debe confiar en ti? ¿Cómo inspiras confianza? ¿Qué tan coherente eres con tus palabras y tus acciones? Dales motivos.

La segunda. Logos. ¿Qué ganan si comparten tus planes? ¿Qué razones y argumentos les das para seguirte? Aquí entra la razón. Dales razones.

La tercera. Pathos. ¿Cómo provocas emociones en tu equipo? ¿Cómo les entusiasmas? ¿Qué historias les cuentas para ello? Ponle emoción al asunto.

Y Aristóteles, al igual que Steve Jobs, de explicar historias y ser memorable, sabía un rato. Y de esto también va la persuasión.

Además Aristóteles le añadía dos máximas a su discurso, por un lado el uso de la metáfora y por el otro la brevedad. 

Ahora que ya lo sabes. Venga, a darle al coco y mira cómo lo puedes incorporar desde hoy.

Y no para que te pongas a hacer discursos ante tu equipo, sino para que lo utilices en la comunicación con él si quieres mejorar los resultados. Siempre. A menudo. Nunca. Tu decides.

Acuérdate, ¡el liderazgo no es una cuestión de cargo, es una cuestión de actitud!

Ya casi es viernes.

Bibi

PD. Spoiler. Estoy preparando algo para que viajes al cerebro de tu equipo. Pronto te contaré más. ¡Qué ganas!