Mira que me pasó el pasado viernes.

Estuve en un evento organizado por una entidad importante del territorio.

Se trataba de un evento para mujeres emprendedoras y empresarias. Y tenían dos objetivos importantes. Dos. Ambos los nombraron en la presentación.

Uno. Potenciar el talento femenino. Fomentar las sinergias. Favorecer nuevos espacios de co-creación. Ya sabes, todo lo que se hace en equipo, en redes, multiplica. Siempre.

Dos. Desarrollar dicho talento en el territorio y darle más valor y espíritu emprendedor y empresario a nuestras tierras. Bien. 

Y se armó un buen pollo a los 10 minutos de haber empezado el evento.

¿Quieres saber las razones? Sigue leyendo.

El tipo que estaba liderando el evento era un hombre.

El tipo que estaba liderando el evento era un hombre de una consultora de fuera del territorio.

Te recuerdo los objetivos del evento. Promover el liderazgo femenino y el crecimiento en el territorio.

¿Hola, qué tal? ¿Dónde ha quedado la coherencia?

Entonces una de las participantes saltó. Indignada. Indignadísima. Dijo en voz alta y firme que no le parecía bien esta falta de coherencia.

¿Y qué pasó entonces? Que mucha parte de las asistentes se unieron a su reivindicación. La batalla estaba servida.

El resultado…

40 minutos discutiendo sobre si aquello debía ser o no. 40 minutos de las dos horas que duraba el evento. 40 minutos.

Y, participantes que cogieron y se fueron.

Así que ya te puedes imaginar cómo afectó al resto del evento.

Y lo que tenía que ser algo chulísimo quedó impregnado por un mal sabor de boca difícil de olvidar. Y que pena.

Ahora bien.

Ahora bien.

Ahora bien.

¡Vamos a sacarle el aprendizaje para que lo puedas utilizar en tu liderazgo! 

Compartiré sólo dos lecciones importantes. 

La primera. No se puede hablar de ideales si luego las acciones no van alineadas con ello. No. 

Porque lo que cuenta son las acciones. No el mensaje. 

Por ejemplo. No vale decir que es importante el trabajador cuando luego se hacen prácticas nefastas en la empresa.

Por ejemplo. No vale decir que es importante el cliente cuando luego no hacemos más que putearle a nuestro favor.

La segunda. Tu necesidad como líder nunca es la misma que la de tu equipo. Vuélvelo a leer. Tu necesidad cómo líder nunca es la misma que la de tu equipo.

Y esto no me canso de repetirlo en las formaciones de creatividad e innovación. También en las de influencia y liderazgo.

Tu problema es diferente al de tu usuario, cliente, o compañero. Y si lo que quieres es impactar, emocionar, seducir o inspirar, debes ponerte en su piel. Siempre.

Un liderazgo auténtico va cargado de coherencia.

Uno está cargado de coherencia cuando lo que piensa, dice y actúa va a la par. 

Y esto, también se aprende. Si. 

Que no siempre es fácil.

Ni la coherencia. Ni la persuasión. Ni el liderazgo.

Si quieres seguir (r)evolucionando con todo ello en tu empresa, ya sabes. Llámame.

Todavía es martes.

¡Suerte!

Bibi

PD. No, hoy tampoco te voy a hablar de Shakira, ni de Piqué ni del Team Casio. Creo que tenemos cosas más importantes de las que ocuparnos. Me tiene flipadísima el ser humano. En serio.