Hoy voy a ser breve. Ya sabes, es viernes. Y si hace poco que estás en la lista ya verás que muchos viernes es así.

Cuando has leído el asunto seguro que has pensado en el fracaso y que harto puedes estar de oir hablar bien de él.

Y es que la teoría te la sabes. Fallar es un aprendizaje. Pero que poco nos sigue gustando. Como personas. Como equipo. Como empresa.


En tu diálogo interno -esa vocecita que te habla por lo bajini- sigue sin darle espacio. Ni al riesgo. Ni al fracaso.

Sigue alarmándote. Y puede que incluso culpándote o maltratándote cuando las cosas no van como esperas.

Y es que tan sólo es esto. Una diferencia en tus expectativas.

Pero ahí estás tú, que sigue sin gustarte. 


Pues mira. 

El otro día en un artículo leía algunos de los fracasos de Amazon.

Amazon destinations.

Este es uno de los fracasos más rápidos de tu amigo Jeff. Lanzó un agencia de viajes que estuvo en el mercado no más de seis meses. 

Amazon WebPay.

Será por las ideas de Jeff de seguir conquistando el mundo. En 2013 quiso competir con Paypal y Google Wallet con los servicios de pago en línea. Al año también cerró.

Amazon Drive.

Ni iCloud, ni Dropbox ni na. Jeff quería almacenar la información del mundo entero y se quedó con las ganas. Nadie lo usó. Este duró dos años. Dos años invirtiendo recursos y que de nada sirvió.

Pero c’est la vie. Y Jeff y Amazon lo saben.

Tienen el fracaso por bandera. Sin fracaso no hay paraíso. Lo llevan de serie. Incluso han llegado a declarar que es una de las empresas que más ha fallado. Ever.

Y sin embargo, tan mal no les va.

Y nosotros lo seguimos considerando como algo feo. Muy feo. Algo horrible.

Y es que tu vocecita sigue empeñada en protegerte de amenazas. Sigue empeñada en estar incómoda ante lo que no conoce. Sigue siempre dándote razones de porque fallar es horrible. Y sigue empeñada en no actuar.

Pues bien. Quizás. Y sólo quizás si le enseñamos a utilizar otras palabras, lo del fracaso lo lleve mejor.

Y quizás  allí se produzca la magia.


Hay una frase de Wyne Dyer que dice así, dése cuenta de que el fracaso no existe. No lo olvide y conseguirá todo aquello que su mente desee. Nunca fracasará, simplemente obtendrá resultados.

Y esto puede parecerte sencillo. Pero a la vez es transformador. Cambia tus palabras. Cambia el fracasado por resultado. Easy.

Lo has leído bien. Cambia fracaso por he obtenido un resultado. Sin juicio. Así, a lo loco.

Y entiende que el resultado que esperas no siempre te saldrá a la primera. 


Nada fácil. Tu hater interno lleva muchos años hablándote de esta manera. Así que paciencia. Es cuestión de entreno.

Pruébalo y si eso ya me cuentas.


Ayer era casi viernes. Hoy ya lo es.

¡Disfrútalo!

Bibi
PD. Lo que te dice la vocecita interna por lo bajini lo vemos en el workshop de gestión emocional. Si quieres saber más, llámame.