Recuerda cuando eras joven.

Que sí, que ahora también lo eres aún con las canas. Pero me refiero a joven de verdad. Cuando tenías unos quince.

Recuerda cómo era el salón de tu casa. Qué decoración había. Aquel mueble cargado de pongos. Aquella cortina. Aquel olor.

Recuerda también dónde estaba el teléfono. Ese chisme grande y pesado. Con una forma icónica y una rueda con una tecnología mecánica brutal. Con un auricular unido al cable enrollado que tan sólo te permitía estar a un metro de margen. No más.

Perfecto. Y ahora imagínate que hubiera alguien pegado a él durante todo el día.

Difícil de imaginar. Difícil de imaginar por que no era.

Sin embargo, esta frase hoy, sí tiene sentido. Sí puede ser. Me refiero a la de que estamos todo el día pegados a un teléfono.

Y este es el efecto que tiene el Zeitgeist. Si no es una palabra habitual que utilices se pronuncia saitgaist.

Y es una expresión alemana que significa el espíritu del tiempo. Se refiere al clima cultural e intelectual de una época. Al conjunto de ideas, creencias, actitudes y valores predominantes en un tiempo determinado.

El zeitgeist encapsula la mentalidad colectiva, las tendencias sociales y culturales, y las influencias que caracterizan una sociedad en un momento dado.

Y pienso en las organizaciones actuales y que en algún momento, lo que hoy es también será cosa del pasado y sólo se entenderá teniendo en cuenta el Zeitgest.

De hecho espero que pronto las futuras generaciones flipen con algunos conceptos. 

Y queden impactados cuando les contemos…

Que antes en las empresas se mataban las buenas ideas. Sin remordimientos.

Que nadie podía colaborar, ni cooperar libremente y ni liderar un proyecto.

Que una sola persona mandaba y tomaba decisiones unilateralmente.

Que no se aprovechaba la inteligencia colectiva para crear y crecer.

Que se toleraban a matones y a tiranos en la empresa.

Que se marginaban a los activistas que querían cambiar las cosas.

Que prevalecía la mediocridad frente a lo extraordinario.

Que la pasión no estaba valorada. ¿Pasión?¿De qué me hablas?

Que no se celebraban ni reconocían cada una de las contribuciones. 

Y es que el cambio afortunadamente no es un sueño. Estas ideas vienen pisando fuerte. Y se ven en las organizaciones autogestionadas.

Son una realidad. Aunque una minoría. Y es que son unas ideas a punto de eclosionar.

Hay empresas que ya las tienen en su cultura. Las empresas que están haciendo la (r)evolución. 

Si quieres saber más sobre ello. Llámame hoy. Mañana quizás sea demasiado tarde.

 

¡Disfruta del día!

Bibi

PD. Me inquieta la tranquilidad que veo con la llegada de la IA. En serio.