Si hay un motivo más que tenemos para echarnos a llorar éste es sin duda un contrato de trabajo.

No se si te acuerdas de cuando firmaste el tuyo. Un montón de cláusulas con derechos y obligaciones pero ninguna de ellas reflejando algo de amor. Algo. Algo de relaciones entre humanos que quieren crecer juntos. Algo.

Y ahora no es el momento de lanzar unas propuestas aunque se me ocurran unas cuantas. El derecho de vivir y sentir el propósito de la organización. El derecho de unas relaciones sanas y que nos colmen.

Y entre ellas también, el derecho de todo trabajador a tener la oportunidad de cultivar sus dones creativos.

Sólo de pensarlo se me ponen las neuronas como girasoles en primavera.

Oh. My. God. Posibilidad de creación. De desarrollo del talento. De sentido. De (r)evolución.

Fíjate que pasa en las empresas.

Día tras día nos encontramos con clientes insatisfechos. Hay quienes nos lo dicen y hay quienes no. 

Pero vaya, son muchas las pistas que nos pueden dar los clientes irritados, sus caras de desesperación, unos labios apretados, conversaciones tensas, miradas asesinas, ceños fruncidos. 

Emociones.

¿Y qué es la venta?

Emociones.

¿Y qué son las pistas?

Señales de alarma que nos indican un espacio de innovación. Porque el malestar emocional de tu cliente es siempre un espacio de mejora.

¿Pero qué sucede en las empresas?

Que esto no va más allá. Es cómo que el trabajador ni lo ve. (Aunque esto no es cierto). 

¿Y porqué?

Te lo diré. 

Porqué sabe que no está de sus manos arreglar las cosas. Sabe que cualquier discrepancia con su jefe sólo puede acabar mal. Saben que en el cementerio de las ideas ya hay demasiadas, y la ampliación del mismo ahora no nos va bien. Por tema de costes. Saben que si envían una idea al buzón de sugerencias, en el mejor de los casos, va a tener un acuse de recibo automatizado en el que pone hemos recibido tu solicitud, en breve serás informado.

Así, ni mi perro que siempre está contento se motiva.

Dos noticiones ante ello.

Una. Si sigue sucediendo esto ya sabes los resultados que vas a tener. Puedes estar tranquilo porque tienes la certeza de lo que va a suceder en un futuro. Qué (in)tranquilidad.

Dos. Puedes cambiar la realidad y emocionar a los trabajadores y a los clientes. Matando así dos pájaros de un tiro. Y en el momento que estoy escribiendo esta frase, pienso vaya mierda de frase. Aunque así me has entendido bien, prometo buscar otra para reemplazarla y no seguir matando pájaros.

De mientras, te dejo el enlace de uno de los cursos de creatividad e innovación, por si decides quedarte con la segunda de las noticias.

Ya es lunes. Y tu cuerpo lo sabe.

¡Disfrútalo! Te lo digo de verdad.

Bibi

PD. El curso, arriba.