Mira lo que me pasó ayer.

Domingo. Día espectacular. Decido ir a hacer deporte. Nada de alto riesgo, no. Me gusta patinar. 

No se si conoces Tarragona. Tenemos un rompeolas impresionante. Hasta llegar a un faro. Mar a un lado. Puerto al otro.

Son tres quilómetros de malecón. Ni uno ni dos. Tres. Y si decides volver del paseo son tres por dos. Seis. Seis en total. Si.

El rompeolas tiene una carretera central. Cortada a los vehículos. Sólo circulan de vez en cuando coches patrulla. En un lateral hay un carril verde para los que corren o caminan, con o sin abuela.

Y en el otro lateral hay un carril rojo para los que patinamos o los frikis de las bicis. Por supuesto, los frikis siempre son los otros.

Bien hasta aquí. Peeeeeeeero…

¿Qué es lo que sucede un domingo por la mañana que luce espectacular?

Que presta ir a patinar. O a andar. O en bici. O a pasear. Lo que sea. Si no la has liado gorda el día antes en carnaval. Presta.

Y ¿sabes qué más pasa un domingo por la mañana que luce espectacular?

Que va todo dios. Madredelamorhermoso. 

Yo no soy una pro patinando. Ni soy de un club. Ni hago patinaje de velocidad. Ni entreno para un club de hockey. No.

Tampoco voy pisando huevos. Llevo un buen ritmo. Normal. Voy a lo que voy.

Pero ayer…

Lo de ayer…

Fue terrible. 

Imagínatelo.

Por un lado los pro. Los buenísimos. Los que van a toda leche. Rollo F1. Los ves pasar y flipas.

Luego está la familia de cuatro que van ocupando todo el carril y ni se han percatado o no quieren percatarse, de que allí estamos unos cuantos más.

Luego hay niños sueltos. Varios. A lo loco. De repente van con el patinete y hacen un giro de noventa grados para hablar con la hermana o buscar a su padre que parece hacerse el despistado.

Espera. También están los del postureo. Un amigo con la cámara en el medio de la carretera, la otra posando en el medio del carril y el amigo mirando al horizonte parado, también en el medio para salir bien en la foto.

Puedo seguir. Parejas donde uno patina y el otro va caminando y están invitados al carril. Si. Y es que somos así de amables los del carril rojo.

Ah. Y el que está empezando. Su primer día de malecón. Y no se ha enterado que cuando llegas al final, a no ser que quieras nadar un poco, tienes que volver. Por lo tanto, necesitamos carril de ida y vuelta. Capisci?

En fin.

Un festival.

Y ojo, porque si en alguna te despistas y quieres adelantar para evitar comerte al niño del patinete, ojito con el friki de la bici que viene a toda hostia y como te despistes estamos todos por el suelo.

Vale, y pensarás, venga Bibi que es lunes, tengo mil cosas que hacer y todo esto ya pasó. ¿Qué me quieres decir hoy?

Pues mira, mientras hacía mis carreras pensaba que eso mismo sucede en las empresas.

Cada uno tiene su ritmo. El que va como un tiro. El que acaba de empezar. El que tiene experiencia. El que aunque sepa no quiere ir más rápido. El que le resbala dos que cuarenta. El concentrado y el despistado.

Y si, por supuestísimo hay espacio para todos. Como en el malecón.

Pero si hay algo cierto.

O aprendemos a respetarnos y fluimos todos con harmonía. O seguir adelante se convierte en misión imposible.

¿Me he explicado? Espero que sí.

Hoy es lunes. Supongo que lo estabas esperando.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Hoy no hay posdata.