Si me sigues desde hace un tiempo sabrás que…

Vamos por la vida con el piloto automático. Entendido.

Vamos arrastrando pensamientos que no nos hemos cuestionado, pero que alguna vez nos han parecido bien y hemos hecho nuestros. Entendido.

Tomamos muchas decisiones desde el subconsciente y esto nos lleva a crear la realidad. Entendido, también.

Entendido que no es lo mismo que sea lo ideal. Para nada. Sólo entendido.

Fíjate con las siguientes expresiones y dime si las has escuchado alguna vez.

Más vale malo conocido que bueno por conocer. (Suspiro).

En mi puesto de trabajo no hay lugar para la creatividad. (Suspiro)

No se puede tener todo en esta vida. (Suspiro)

Bla, bla, bla.

Y esto tu mente lo repite una y otra vez creando así la realidad. Normal.

Y hoy quiero hablarte de la que da el título en el  asunto de este mail.

Yo no voy al trabajo a hacer amigos. (Aquí no es suspiro, aquí ya es ojos en blanco).

Yo no voy al trabajo a hacer amigos.

¿La has escuchado alguna vez? Yo miles de veces. No centenares. Miles.

Y cada vez que la escucho mis neuronas se cruzan. Entran en shock. Y pienso…

Claro. Sólo vas a estar unas 80.000 horas en el trabajo a lo largo de tu vida. Como diría Loquillo, ¿para qué discutir si puedes pelear? (Me gusta como has tarareado la canción).

Claro. ¿Cómo vas a ir a hacer amigos? Sería demasiado bonito y sentirías más bienestar en esta vida. Tu vida, la única que tienes, recuérdalo. 

Claro. Te sentirías más conectado en tu trabajo, iríais todos a una, habría más confianza y orgullo en el equipo, y además lo disfrutarías más. Como los domingos cuando te vas de barbacoa.

Claro. Es que además con los amigos estás más alegre y eres más simpático. Si tus compañeros no son tus amigos ya tienes la excusa perfecta para tener una cara gris durante las ocho horas.

Ocho horas, madre mía. Dos veces Lo que el viento se llevó. Piénsalo.

Claro. Y es más, cuando un amigo te pide un favor es más fácil hacérselo y estar abierto a ayudarle si necesita algo de ti. Imagínate tener que hacer lo mismo con tus compañeros.

¿Sigo? 

No hace falta, es viernes y tenemos que ultimar temas pendientes. La idea ya ha quedado clara.

Entonces.

Tú decides la actitud con las que afrontarlo. Llámale amigo, llámale compañero o llámale zanahoria.

Ahora bien, recuerda que un sólo pensamiento puede cambiar toda la realidad. Así que elígelos bien.

Que luego vamos por ahí diciendo que sólo unos pocos afortunados trabajan apasionados, no hay empresas con equipazos, que cada uno va a la suya y que estar de buenas no se lleva en las empresas. Claro.

Pero al trabajo no se va a hacer amigos. Y estamos hablando del trabajo, no de ir a la guerra. De ir al trabajo. Paz y amor.

Ayer era casi viernes, hoy ya lo es. 

Disfrútalo.

Bibi

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