Houston tenemos un problema.

Houston, urgente, tenemos un problema.

Houston, no te rías, tenemos un problema.

Así empezaba el otro día una llamada con un cliente. Luego seguía… Bibi, ¿vienes y lo comentamos? ¿Nos podemos ver el jueves a las diez en nuestras instalaciones?.

A la llegada, Jorge (nombre ficticio) me esperaba en el párquing. Que extraño, pienso. Habitualmente me espera en su despacho.

Hola Jorge. Me alegra esta recepción en el párquing, pero… ¿a qué se debe?

Ven conmigo. Mira esto. 

¿Lo ves?

¿Lo ves?

¿Lo ves?

Esto es lo que pasa en esta empresa. Por aquí ya han pasado muchos trabajadores desde que ha sucedido este incidente. Y no entiendo como nadie es capaz de decir nada, ni avisar a nadie. Nadie.

El incidente era un aspersor que arrojaba una desmedida cantidad de agua. A lo loco.

Jorge había llegado para nuestra reunión hacía diez minutos. Pero por la inundación provocada podíamos ver que llevaba más de una hora. Y en un lugar concurrido a primera hora de la mañana. Delante la puerta principal. Vaya.

Esto no es respeto por el trabajo. Se quejaba Jorge.

Esto no es respeto por los compañeros. Se quejaba Jorge.

Esto no es respeto por la empresa. Se quejaba Jorge.

Esto no es respeto por el medio ambiente. Se quejaba Jorge.

Nadie, Bibi. Nadie ha hecho nada al respeto. Jorge andaba desesperado. Creo que es la señal más clara que te puedo dar para que veas lo que necesito. Parece que lo haya preparado adrede. Pero es que de estas tengo cada día.

¡Cuanta razón tenía cuando me decía por teléfono Houston, tenemos un problema!

Ahora bien, ¿sabes que le digo yo a Jorge?

Que esto con una formación no lo arreglamos. No.

Que si quiere gastarse el dinero, adelante. Pero que no espere resultados. No.

Que los milagros, igual suceden en Lourdes. Aquí no.

Que si quiere un cambio real, no invierta en formación.

Y es que el pasotismo sólo lo vencemos con un cambio de mentalidad.

Imagínate este caso.

Esta empresa ahora mismo está organizada por feudos. Incluso el parking. Cada feudo tiene su plaza. En las instalaciones. Cada feudo puede ocupar un lugar. Y lo que te sucede es que los trabajadores sólo se implican cuando algo sucede algo en su feudo. Su terruño. No van más allá. Y por esto el pollo que hay montado con el aspersor.

Igual sería bueno empezar a cambiar la mentalidad y dirigirnos hacia el compromiso, y como algunas empresas hacen, la responsabilidad total. Donde todos los trabajadores tienen responsabilidad de hacer algo cuando perciben un incidente, incluso si va más allá de sus funciones. Eso si, se eliminan los feudos. Los trabajadores así se preocupan más allá de su ámbito de responsabilidad y se toman en serio el bienestar de todos. Si.

Pero esto se necesita hacer cambios de estructura y que se apliquen a toda la organización. Cambios en la filosofía. Cambios en la gestión de las personas. Disrupción. Compromiso. Confianza. Actitud.

Y es que luego nos quejamos que algunas formaciones no tienen resultados. ¿Y te extraña? A mi no. Milagros, a Lourdes.

Quizás antes de hacer formaciones de cultura corporativa o bienestar organizacional, necesites revisar algunas políticas. Sólo quizás. Si no sabes por donde empezar, llámame y lo vemos.

Hoy ya es martes.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Jorge, gracias por ser inspiración. Y gracias por confiar siempre en mi. 

PD2. Imagínate que tu eres el manitas en casa. Se ha descojonado el grifo de la cocina. Por allí van desfilando todos, lo ven, pero nadie te avisa ni hace nada al respeto. Tu cuando sales de la ducha te encuentras con el pollo. ¿Te sorprendería de la misma manera que la historia de Jorge? Piénsalo.