Si. Hoy quiero hablarte de un tipo muy curioso. Él es Martín.

Martín es el CEO de una mediana empresa. Tiene a su cargo a unos 80 trabajadores. Y Martín es guay.

¿A qué me refiero cuando digo que Martín es guay? A que es un tipo enrollado y con mucho carisma, dentro y fuera de la empresa. 

Martín es extrovertido, cercano y divertido con todo su equipo. Y le gusta que le vean así. 

Martín además le gusta diseñar junto al departamento de RRHH políticas innovadoras y disruptivas a lo Silicon Valley. Ya sabes.

Martín invierte también en formaciones para sus equipos, acerca el desarrollo del talento, la felicidad y demás.

Martín hace poco ha ordenado el trasladado de sus oficinas centrales a una nave espectacular. De diseño. Espacios diáfanos, llenos de color y que podrían ser el sueño de cualquier trabajador. Pura inspiración.

Martín y todos sus trabajadores ya han hecho la cena de empresa de navidad, muy cool y sin dejarse ni un sólo detalle. De estos que le hacen ser un jefe enrollado. Muy enrollado.

Hasta aquí todo bien. Muy bien.

Pero hay algo que también hace Martín.

Cuando alguien se le cruza o deja de gustarle. Lo echa del equipo. Sin más. 

Tiene este poder, lo sabe y hace uso de él.

En la empresa de Martín nunca se sabe si uno va a ser el siguiente. Y es más, no sólo lo hace sino que lo proclama a los cuatro vientos. Se siente orgulloso de ello.

Y es aquí cuando Martín deja de tener el compromiso de sus trabajadores y por supuesto los resultados que podría tener.

Martín no se da cuenta que su manera de ser un jefe guay, no tiene ningún peso si sus acciones no van alineadas. 

Martín no se da cuenta que si el trata a los trabajadores tan sólo como una ficha de su juego, va a recibir lo mismo por parte del equipo. Esto no es conexión. 

Martín no se da cuenta que si no tiene ningún compromiso con los trabajadores, ellos no lo van a tener por Martín o la Empresa (sin distinciones en el cerebro del trabajador).

Martín no se da cuenta que si prescinde cuando le conviene de los trabajadores, ellos no van a querer establecer un vínculo con la Empresa. Total, ¿para qué?

Martín.

Martín.

Martín.

Tan sólo una cosa, Martín.

Si quieres mejores resultados, compromiso y confianza. Céntrate. Céntrate en tu equipo, en sus necesidades y en sus preocupaciones. Esto no va de postureo.

Si sólo son números, ya sabes lo que vas a ser tu y tu empresa. Por mucha simpatía que le pongas.

Y si. Que esto va de coherencia. Y no va sólo de palabras. Va de acciones.

Y aquí está en juego, no tan sólo el compromiso de los trabajadores sino los resultados de tu empresa.

Esto le pasa a Martín, ya sé que a ti no. Sólo reflexiona, ¿qué acciones estás haciendo que hacen que no cuentes con el compromiso de tus trabajadores?. Dale al coco, tú también creas la realidad. 

Por fin es lunes. Supongo que tenías ganas.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Esta semana ya tiene todo los días. ¿Le metemos caña? Avanti.