Más de una vez hemos hablado de organizaciones con propósito.

Si hace poco que estás por aquí, no te preocupes, ni será la primera ni la última.

Hoy te quiero hablar de alguien, no tiene porque apellidarse De Block ni tampoco tiene porque ser Jos su nombre de pila.

Eso si, es el fundador de Buurtzorg. Quizás la conozcas.

Buurtzorg es una empresa holandesa. Una empresa sanitaria líder en su sector. Una empresa autogestionada.

Una empresa innovadora. Una empresa con unos altísimos índices de satisfacción de sus clientes. Una empresa con unos resultados extraordinarios.

Una empresa cuyo lema es La humanidad sobre la burocracia. Esto es lo primero que puedes leer en su web. Ou yeah.

Bien. Pues el otro día leía acerca de Jos, su fundador, y algo me sorprendió.

Es un tipo que documenta y publica con todo detalle las (r)evolucionarias maneras que tiene de operar. Sus procedimientos. Sus secretos. Sus técnicas.

¿Y sabes porqué lo hace?

Para que toda su competencia pueda imitarle.

Si. De echo invita a la competencia a imitarle constantemente.

Y es que su filosofía es que cuando una empresa vive de verdad su propósito, desaparece la competencia. Porque cualquiera que trabaje con un mismo propósito debe ser un aliado y dejar de ser competencia.

Fácil. Él defiende que cualquiera que le ayude a conseguir el propósito de una manera más fácil, rápida, o con una mayor cobertura, es un amigo con el que ir de la mano.

Y esto si que es tener un propósito de verdad. 

Mira. 

El propósito de Buurtzorg es ayudar a los pacientes enfermos y ancianos a vivir una vida más saludable y autónoma. 

Y Jos y todos sus colegas lo quieren de verdad. Y quieren cambiar las reglas del juego ya. Y por eso no ve sentido a la competencia. Porque cuantos más aliados, mejor.

¿Y yo qué hago?

Lo sabes. Me quito el sombrero.

Los resultados y la productividad de esta organización son excepcionales. Crecen año tras año. Y sus procedimientos están a la altura de la fórmula secreta de la Coca-Cola.

Y sin embargo lo comparte.

Y este es un claro ejemplo de una organización con sentido. Con propósito. 

No un propósito de boquilla. Sino un propósito de verdad. Sentido y vivido.

Donde el crecimiento y los resultados sólo son un objetivo en la medida en que puede manifestarse el propósito a una escala mayor, pero nunca es un objetivo en si mismo.

Y a pesar de no tener esta obsesión por el crecimiento tienen unos resultados extraordinarios. 

Esto es lo que hace que miles de personas quieran trabajar contigo, y hablo de clientes internos y externos. 

Esto es lo que pasa cuando aun preocupándose por los beneficios, los objetivos están fijados en el propósito y no los beneficios en si. Otra perspectiva, quizás más potente.

Esto si que es una empresa de verdad. Colegas organizados como comunidad para satisfacer una necesidad humana, y mejorar la vida de todos. Viva la (r)evolución.

Viktor Frankl lo dejó reflejado en esta frase. El éxito, como la felicidad, no puede perseguirse; debe ser un resultado, y esto sólo ocurre como efecto secundario involuntario de la dedicación personal a una causa más grande que uno mismo.

Touché.

Y es que un propósito con sentido puede ser la base para que todo lo demás fluya. Ya sabes, la motivación, la inspiración, la productividad, la creatividad, las ganas de aportar, el deseo de hacer cosas extraordinarias y embellecer el mundo. Etecé.

Y puede que haya empresas que a día de hoy sigan sin tenerlo definido. O no lo den a conocer a sus colegas. No sé si será tu caso. Pero puede. Que el mundo está muy loco.

Por hoy, no tengo nada más que añadir. Que es lunes. Y el cuerpo lo sabe.

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Si sientes que no tienes un propósito al que honrar en tu trabajo. Quizás deberíamos empezar por aquí. Sólo quizás. Cualquier cosa, llámame.