Mira.

El otro día entrevisté a Sonia Busquets en mi cuenta de Instagram.

A Sonia la conocí en un máster de la Universidad de Barcelona sobre Desarrollo personal y Liderazgo. Hace ya más de una década.

Pongo lo de la década porque suena con más fuerza y por eso de no olvidarnos que sin darnos cuenta la vida se pasa volando. Y lo importante, también.

Sonia es una tipa con la que sintonicé muchísimo desde el primer día. 

Compartíamos vivencias, experiencias muy similares y algunos rasgos de nuestros caracteres. ¿Sabes aquello de almas gemelas? Pues supongo que algo así.

Bien. A lo que iba.

Cuando conocí a Sonia tenía un tono muy moreno de piel. Pero cuando digo muy moreno es muy mucho. Excesivamente moreno. De solarium. De muchos minutos de solarium.

Y me parecía cojonudo que ella llevara ese tono de piel. Para mi gusto, era un tono demasiado. Y un tanto agresivo para su piel.

Pero exacto. Sonia con su piel podía hacer lo que quisiera, que por algo era suya. Y si a ella le gustaba. A mi también para ella.

Sonia y yo perdimos una vez finalizado el máster y otros proyectos, el contacto físico. Sólo la veía en redes.

Y hace cuatro o cinco años de repente flipé con una foto de Sonia.

Una foto donde vi la verdadera piel de Sonia.

Y es que Sonia no iba al Solarium. No.

Sonia se maquillaba para poder disimular una enfermedad.

El vitiligo.

¿Sabes de qué te hablo?

Una enfermedad que afecta al 1% de la población que se caracteriza por la aparición de manchas blancas producidas por la despigmentación de la piel.

Wow.

Me quedé de piedra. Ni tan siquiera sabía esto de Sonia.

Qué duro tenía que ser para ella para esconderlo de manera tan radical.

Y es que ya las hacemos estas cosas.

¿Y qué pasó entonces hace cuatro o cinco años con Sonia?

Te lo cuento.

Primero, decidió aceptar la enfermedad. No pasa nada. Este es mi cuerpo. Y decidió dejar de maquillarse. Y dejar de ocultar su cuerpo manchado.

Segundo, decidió repigmantar su piel. Y se dijo, si yo lo creé a los seis años, lo puedo descrear también.

¿Y sabes qué es lo más fuerte de todo? Que la medicina convencional dice que el vitiligo no se puede revertir. A Sonia le habían dicho los médicos que se trataba de una enfermedad irreversible.

¿Y sabes que está haciendo Sonia, ella que es una tipa de desafíos?

No conformarse. Y revertirlo. Repigmentar su piel.

¿Cómo? Con su fuerza de voluntad y varias rutinas que trabaja para ello. 

Pero hay tres cosas que dice ser las fundamentales en este proceso.

La disciplina, la perseverancia y una convicción absoluta que el resultado ya se ha materializado.

Vuélvelo a leer. La disciplina, la perseverancia y una convicción absoluta que el resultado ya se ha materializado.

Aristóteles decía que somos lo que hacemos repetidamente. Ya sabes, a veces son frases de Einstein, a veces de Aristóteles. O también podría haber sido de Confucio.

Pero esta frase es de Aristóteles y Sonia la comparte a menudo. Forma parte de su secreto de transformación.

Creer y crear.

Creer y crear.

Creer y crear.

Aquí te lo dejo para tu reflexión. La medicina convencional sigue diciendo que el vitiligo es irreversible y Sonia está repigmantando su piel. 

Sin palabras. Da que pensar. Pura inspiración. ¿Que pasaría se creyésemos más en nuestro poder? Ella lo está haciendo. Y yo soy su mayor fan. 

Hoy ya es martes. 

¡Disfrútalo!

Bibi

PD. Puedes ver la entrevista completa en mi perfil de Instagram.