El viernes una empresa me pidió un workshop sobre el síndrome del impostor para unas jornadas dedicadas a las mujeres y el liderazgo.

Bien. Inspirador.

Supongo que conoces el síndrome del impostor, pero por si a caso.

Es un síndrome que afecta a ellos, a ellas y a elles, y en todas las profesiones, pero es más notorio su impacto en las mujeres.

Se da cuando tu vocecita -aquella que te habla por lo bajini- te dice que no mereces el éxito alcanzado o cuando crece en ti el miedo y te ves como un impostor o como un profesional incompetente.

Sucede. Y en todos los niveles. Tanto si trabajas por cuenta propia o ajena. Y esta puede definir algunos comportamientos. Sí.

Así que estuve indagando sobre algunos datos que invitasen a la reflexión.

Cuando la realidad incomoda es más fácil que actúe como una palanca para el cambio. 

Atenta a lo siguiente. 

Sabemos que muchas veces existe diferencia entre los sueldos de los hombres y las mujeres. Para un mismo puesto.

¿Pero sabías que esta diferencia ya es abismal a la hora de pedir los sueldos? 

Un dato.

Estudios afirman que el 57% de los hombres piden incrementar una oferta inicial frente al 7% de las mujeres que lo hacen. 

Otro dato.

Los mismos estudios descubren que en una negociación inicial, para un mismo puesto, las mujeres piden de entrada un 16% menos de sueldo. Con un mismo currículum.

La madrequenosparió. Con mucho amor para todas nosotras.

Y es que esto no quiere decir que no queramos más sueldo, no.

Esto refleja el hecho que muchas de las decisiones las tomamos desde el inconsciente.

Y en él hay muchos pensamientos y sesgos que no colaboran. Ya sabes, pura herencia social, cultural y demás.

En el inconsciente tenemos perlas como que las mujeres deben ser más modestas.

Más complacientes. 

No proyectar agresividad.

Y tampoco ser ambiciosas.

No vayan a vernos como arpías. ¿Sí?

Notición. Cambiar esto también está de nuestras manos. Sí. Porque somos co-creadoras de la realidad. Y tenemos este poder. Todas. Todos. Todes.

Así que igual ha llegado el momento de dejar de mirar afuera, y empezar a mirar adentro y desmontar algunos mitos que ya no se llevan y que nos limitan incluso antes de entrar en el terreno de juego.

Cambiar la historia es importante. Y para ello necesitamos herramientas. No un diván. Herramientas para volver a confiar. Para el empoderamiento. Y las veremos en el workshop.

Como molan estas empresas que apuestan por el crecimiento. De todas. De todos. De todes.

Muy muy fan. 

 

¡Disfruta del día!

Bibi

PD. Regálale este post a todas las mujeres de tu organización y deséales un feliz día. Sí, hoy. De esto también va la (r)evolución.